En esta edición de Página Abierta proponemos tres artículos disparadores a la reflexión sobre las políticas habitacionales.

En el que sigue a continuación, Nicolás Villanova analiza la última toma de tierras que se produjo en Lugano desde una perspectiva histórica que da cuenta del proceso de organización de las clases populares en relación al derecho a la vivienda digna, como respuesta a la política habitacional del Estado.


La toma en Lugano y los conflictos por la vivienda en la ciudad porteña

Nicolás Villanova

TES-CEICS

Nuevamente, el barrio de Lugano fue protagonista de la ocupación de un predio por familias provenientes en su mayoría de la villa 20. Entre 200 y 500 personas, según la fuente, volvieron a cuestionar la situación de vivienda y la precariedad de sus condiciones de vida. En este sentido, las acciones protagonizadas por las fracciones más pauperizadas de los trabajadores como consecuencia del déficit habitacional ya son moneda corriente en todo el país.i A la insuficiente política de construcción de viviendas, asistencialismo en materia habitacional e incremento en los precios de los alquileres, la clase obrera le opone un intento de solución con sus propias manos. Aquí analizamos la composición social de los ocupantes, la evolución de los conflictos posteriores al Indoamericano y las características de la actual toma.

El perfil de los ocupantes

A partir de un relevamiento por entrevistas se pudo analizar la situación socioeconómica de los ocupantes de Lugano. En este sentido, se observa que los vulgarmente denominados “usurpadores” constituyen una de las capas más explotadas de la clase obrera. En cuanto a las condiciones laborales, las respuestas fueron de lo más heterogéneas aunque en todos los casos se expresa una situación de precariedad absoluta. Una mujer mencionó que se dedica a cuidar ancianos, trabaja 8 horas de lunes a viernes y obtiene un ingreso de 3.400 pesos. Por su parte, otras dos personas se dedican a la limpieza de casas. Una de ellas trabaja 5 horas diarias de lunes a viernes. Antiguamente se empleaba en un geriátrico, pero quedó cesanteada luego de un accidente laboral. La otra entrevistada, en cambio, limpia dos veces por semana, 8 horas cada día y percibe 200 pesos por jornada laboral. Es decir, obtiene un ingreso mensual estimado de 1.600 pesos.

Otro grupo familiar, compuesto por una mamá con dos hijos menores, se sostiene con los ingresos de su jefa de hogar. Se trata de una señora que se emplea como estampadora en un taller de calzado. Trabaja 8 horas diarias de lunes a sábado y percibe un ingreso semanal de 450 pesos, es decir, 1.800 pesos por mes. Finalmente, otros dos entrevistados que se encuentran desocupados manifestaron que conviven con otros parientes y con sus hijos, quienes garantizan la economía del hogar. En un grupo familiar, uno de ellos obtiene su salario a través de changas, mientras que, en otro caso, el hijo se emplea en un taller chapista. Trabaja de lunes a sábados 12 horas diarias.

A su vez, se pudo constatar los elevados montos de dinero que los ocupantes destinan a los alquileres de vivienda en la villa. Quienes residen en piezas de 3 por 3 metros pagan entre 800 y 1.000 pesos por mes. Por su parte, uno de los entrevistados mencionó que junto a otras 10 personas (entre familiares y conocidos) alquilaban una casa de 2 habitaciones por la cual pagaban 2.000 pesos. Significativamente, otros dos grupos familiares señalaron que vivían en piezas que otros parientes les prestaban para poder pernoctar. Ni siquiera podían acceder al alquiler de una habitación chica. Otro de los datos a destacar es que ninguno de los entrevistados obtuvo durante los años previos algún subsidio del gobierno para solventar su alquiler. Solo una persona mencionó que percibía la Asignación Universal por uno de sus cuatro hijos.

Villeros en llamas

Del Indoamericano a esta parte, los conflictos en la ciudad se mantuvieron a la orden del día. La toma en Lugano se enmarca en este proceso. A partir de un relevamiento en los periódicos Clarín, La Nación y Página/12 hemos constatado que los problemas habitacionales continúan y que las protestas tienden a radicalizarse. La acción directa y la organización se constituyen como los métodos a seguir para obtener una solución habitacional.

Conjuntamente a los hechos ocurridos en diciembre de 2010 se efectuaron otras 10 ocupaciones. Incluso, la experiencia del Indoamericano dio lugar a la creación de una organización de villeros que reclama urbanización y construcción de viviendas. Se trata de la Corriente Villera Independiente vinculada con el Movimiento Popular La Dignidad la cual protagonizó varios piquetes en los años posteriores. Dicho organismo tiene base en las villas de Soldati, Lugano, Bajo Flores y Retiro, entre otras.

Durante el año 2011 hubo 4 tomas en viviendas sociales. También se protestó por urbanización y un plan de viviendas frente a las oficinas del Instituto de Vivienda. En 2012 se produjeron 12 conflictos, de los cuales se destacan numerosos reclamos en la villa 31. En reiteradas manifestaciones se exige un aumento del subsidio habitacional que otorga el gobierno para costear los alquileres. En otras villas también hubo protestas por mejoras en la urbanización. Hacia fines de año, los pobladores de la villa 31 radicalizaron sus reclamos y marcharon en dos oportunidades para exigir mejoras en sus viviendas.

En el 2013 se efectuaron 3 ocupaciones, una de ellas en viviendas sociales pertenecientes al proyecto Sueños Compartidos. Por otra parte, grupos de pobladores de la villa 21-24 exigieron su relocalización al Instituto de Vivienda. Al finalizar el año, los manifestantes de dos villas (Retiro y Barracas) unificaron sus demandas y marcharon en dos oportunidades a la Jefatura porteña y a la Plaza de Mayo.

Por último, este año comenzó con piquetes simultáneos por todo el centro y las zonas aledañas a las villas. En primer lugar, un grupo de 68 familias desalojadas de un terreno del ferrocarril Belgrano Norte cortó la autopista Illia durante 8 días consecutivos exigiendo aumento de subsidios. Luego, el 16 de enero unas 80 personas de la Corriente Villera Independiente ocuparon el edificio del Instituto de Vivienda de la Ciudad en reclamo por obras de infraestructura. El 20 de febrero, la misma organización estuvo al frente de una protesta que consistió en la realización de 17 piquetes en varios puntos de la ciudad para exigir la urbanización de diferentes villas. Cinco días después se tomó el predio de Lugano. Algunos de sus ocupantes mencionaron que llevaban meses hablando de dicha posibilidad, situación que expresa cierto grado de organización y planificación.

¡Basta de promesas!

Al cierre de este artículo, la toma en Lugano aún persistía y ya lleva cinco días. La composición social de los ocupantes es la misma que la de quienes usurparon el Indoamericano hace tres años. Lo que ha cambiado es la cantidad de personas, hoy mucho menos que las más de 6 mil que ingresaron al Parque. Esto se debe a que, en el año 2010, la crisis política en el armado punteril macrista y el crecimiento de la izquierda en las villas de Soldati abrieron una brecha para una acción multitudinaria de los villeros. En ese entonces, la primera intervención del accionar represivo (la Metropolitana, la Gendarmería y la Guardia de Infantería) se produjo recién a los cuatro días de iniciada la toma. Luego, las fuerzas se retiraron y dieron lugar al accionar de los barrabravas. Tal fue la magnitud de la crisis que funcionarios de la Secretaría de Seguridad Interior del gobierno nacional tuvieron que renunciar. En su lugar, Cristina creó el Ministerio de Seguridad comandado por Nilda Garré.ii En cambio, este año el aparato represivo intervino en la misma madrugada de la toma (la Metropolitana) y al día siguiente (la Gendarmería) para evitar un desmadre mayor. Teniendo en cuenta la cantidad de piquetes y protestas de villeros a comienzos de este año, la situación tuvo que ser controlada rápidamente. Sin embargo, la crisis tiende a agravarse. En este sentido, el 3 de marzo unas 20 familias tomaron viviendas sociales a 15 cuadras del predio de Lugano. Por su parte, el macrismo envió rápidamente a la Metropolitana para reprimir y desalojar a las personas. Hubo un enfrentamiento y el saldo fue de varios heridos y 6 detenidos.

Finalmente, los ocupantes del predio de Lugano radicalizaron sus reclamos. Las promesas incumplidas por parte del macrismo y el kirchnerismo no solo abonan en la reanudación del conflicto en la zona sur de la ciudad sino también en la intransigencia de los villeros. En diciembre de 2010, entre negociaciones y represión mediante, los ocupantes desalojaron el predio. Tanto Cristina como Macri prometieron la construcción de viviendas. Por cada peso invertido por el ejecutivo porteño, el gobierno nacional pondría otro peso. Sin embargo, nada de esto se concretó. A su vez, ambos gobiernos unificaron otro criterio: la amenaza de que ante cualquier ocupación se quitarían planes sociales.

Dados estos incumplimientos, y a pesar de las amenazas, los delegados de la toma actual se encuentran en asamblea permanente. El grupo más radicalizado, el que aún mantiene la ocupación, exige hechos concretos. Entre las negociaciones con el gobierno, se encuentran algunos dirigentes de la Corriente Villera Independiente quienes pretenden canalizar el descontento de los villeros. Frente al ofrecimiento de palabra por parte del gobierno de que los ocupantes desalojen el predio a cambio de la promesa de urbanizar la villa, los ocupantes se opusieron. Ellos demandan aunque sea una hoja firmada por funcionarios y un juez que certifique y garantice dichas propuestas. A quienes ocuparon el predio ya les prometieron la urbanización de la villa a través de la ley 1.770 en el año 2005 y no cumplieron, ya los desalojaron una vez del Indoamericano y a cambio no recibieron nada. Una vez más, con organización y lucha, los villeros exigen una solución real para obtener una vivienda.

iVer, Ponce, S. y Sleiman, V.: “Soldados en busca de capitanes. La lucha por la vivienda bajo el kirchnerismo”, en El Aromo, n°64, enero/febrero 2012.

iiHarari, F.: “El gendarme K. Tomas, planes, barras y las perspectivas de la lucha de clases”, en El Aromo, n°18, enero/febrero, 2011.