El Consejo Profesional presentó las palabras del Comité de Honor en XXVIII Congreso Nacional de Trabajo Social.


A los y las colegas presentes

Al colectivo profesional de Trabajo Social o Servicio Social en nuestro país

Al conjunto de nuestra sociedad, y en especial a la población con la cual construimos nuestra profesión día a día, en el trabajo cotidiano.

Nos encontramos en esta ciudad, en este congreso, con la temática de los Derechos Humanos ocupando un lugar central en nuestras mesas, en las presentaciones, en el tema mismo que define la convocatoria.

Se trata de un hecho destacable, y que nos habilita y nos llama a profundizar discusiones desde un punto de partida ya asumido: nuestra profesión es inseparable de la reivindicación y defensa de los derechos humanos. No se puede dejar de pensar a esta premisa, como una enorme victoria para el colectivo profesional.

Pero se trata de una victoria que lejos de ser un punto de llegada, es más bien un punto de partida.

Pensar nuestra profesión desde una perspectiva de derechos humanos, nos obliga a ahondar discusiones, posicionamientos, críticas y análisis sobre los aspectos centrales que definen esta perspectiva.

Como colectivo profesional nos convoca e interpela cotidianamente el compromiso ético-político de pensar e intervenir desde una perspectiva centrada en los derechos humanos. Este compromiso debe ser acompañado de la puesta en discusión y reflexión constante acerca de este concepto y del contenido en el que se materializa; ¿De qué se trata la defensa de los derechos humanos como práctica cotidiana?

¿Cómo posicionarnos como trabajadores, muchas veces, desde el Estado, siendo testigos de la vulneración cotidiana de esos derechos?

Sin pretender, con estas palabras, alcanzar todos los aspectos y la profundidad del tema, nos atrevemos a afirmar que hablar de derechos humanos y trabajo social, necesariamente implica pensar en términos de memoria histórica; en términos de repudio al terrorismo de Estado; pero también es pensar en términos de un análisis permanente del accionar del Estado en la actualidad: en su acción y su omisión, en las dinámicas sociales de la vulneración de derechos, y en cómo el Estado las favorece, o participa en ellas, o no es capaz de revertirlas.

Es pensar en sus instituciones, y no sólo las represivas: es pensar en el conjunto de dispositivos y efectores públicos directamente implicados en las condiciones de vida de la ciudadanía.

Es pensar en cómo se estructura la sociedad, su división en clases, y cómo se desarrollan los antagonismos y conflictos sociales.

Es pensar en nuestra propia intervención, y en las relaciones de poder que la atraviesan.

Es pensarnos políticamente.

Hoy recordamos, en este congreso, a un conjunto de colegas y organizaciones sociales propuestas por cada Asociación Profesional, para integrar el comité de honor de la Federación.

Cada una de estas personas y organizaciones, fue pensada por los y las colegas en cada punto del país. En cada lugar, estas personas evocaron y evocan luchas, memoria, y derechos humanos.

Conformar este comité de honor, es a la vez un homenaje y una responsabilidad. Homenaje a cada una de las personas y organizaciones que lo integran. Responsabilidad para nuestro colectivo profesional, en cuanto a mantener coherencia y consecuencia con lo que estas personas representan y por lo que las elegimos: mantener en alto las banderas de la defensa de los derechos humanos y la memoria, no sólo como posición ética y política sobre los procesos históricos de nuestro país, sino como principios organizadores y constitutivos de nuestra práctica profesional.

Propusimos que integrara dicho Comité de Honor la compañera Laura Iglesias

Laura Iglesias formó parte de un núcleo de Trabajadores Sociales que interpelaba la práctica instituida en el Patronato de Liberados como instrumento de políticas del Estado Penal y punitivo que está instalado en la Provincia de Buenos Aires.

Interpelación que llevó a Laura a buscar siempre el encuentro con el otro para desarrollar una crítica colectiva hacia el trabajo signado por el abordaje individual de “casos”, bajo el paradigma del control impulsado desde este Patronato, como la disposición a poner su cabeza y su cuerpo en la búsqueda de construcciones colectivas para la superación de este instituido, desde el paradigma de los Derechos Humanos y de los trabajadores.

Laura fue asesinada en Miramar, el 29 de mayo de 2013, mientras realizaba sus actividades laborales vinculadas a su inserción en el Patronato de Liberados de la Provincia de Buenos Aires. Su asesinato visibilizó públicamente las precarias condiciones laborales de l@s profesionales que se desempeñan cotidianamente en dicha institución.

A un año de esta tragedia, acompañamos a su familia y compañeras/os de trabajo, quienes reclaman el corrimiento de la Policía Bonaerense de la investigación por el asesinato de Laura, con el fin de que se profundicen todas las líneas de investigación y se condenen a todos los culpables por su muerte.

A un año del femicidio de Laura Isabel Iglesias, seguimos reclamando verdad y justicia.