El titular del Anses informó que no se renovará la moratoria (cómo se hizo en 2016) que vence el próximo 23 de julio para quienes estén en condición de poder jubilarse.
Desde el Consejo Profesional queremos manifestar nuestro total desacuerdo con ésta medida que es condenatoria y excluye a las mujeres que se encuentran dentro de la informalidad y precariedad laboral, impidiendo que accedan a un beneficio previsional futuro.
La Ley nacional de Moratoria fue un proyecto que se sancionó en 1995 pero recién se implementó en el año 2006. Esto implicaba que las mujeres que tenían 60 años y no llegaban a reunir los 30 años de aportes pudieran “comprar” años con un sistema de planes de pago muy accesible. Gracias a la jubilación por moratoria, “más del 80% de las mujeres que habían sido excluidas del sistema laboral formal, pudieron ser incluidas y tener derecho a la Seguridad Social”,las moratorias previsionales permitieron que más de tres millones de personas accedieran a una jubilación mínima. El mecanismo es más conocido como la «ley de jubilaciones de amas de casa» porque si bien la medida aplica para varones y mujeres, las mujeres son quienes se vieron más favorecidas por la medida.
“La moratoria es la decisión política de reconocer a la jubilación como un derecho, es decir, reconocer al trabajo más allá de los aportes o no, porque la persona que trabajó, independientemente de la regularidad o no, hizo un aporte a la sociedad con su trabajo. En ese sentido, es fundamental para las amas de casa y es un reconocimiento al empleo doméstico, porque, valga la redundancia, se les reconoce el trabajo para reproducir la fuerza de trabajo” definió Eva Sacco, economista y miembro del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Las mujeres tienen una doble jornada laboral (se estima según el INDEC que destinan 6 horas promedio por día a tareas domésticas), pero solo perciben ingresos por una jornada, que tiene –por otro lado– menos horas que la de los varones y, por ende, se traduce en la percepción de ingresos menores. Según datos de la Encuesta Permanente de Hogares, el 62% de las inserciones laborales asociadas al cuidado están ocupadas por mujeres, mientras que sólo el porcentaje restante, el 38%, ocupan a los hombres. Como contracara: el 94% de las ocupaciones no asociadas al cuidado las realizan hombres y solo el 4% mujeres. Esto muestra la división sexual del trabajo en el hogar: la atención de la salud, la educación, la realización de servicios sociales y el trabajo doméstico son, bajo la óptica patriarcal, tareas asignadas a las mujeres”. Otro elemento clave es que la mayor tasa de no registración en las mujeres, que supera en 5 puntos a la de los varones. Hay 36,4% de mujeres con empleo no registrado y 31,9% de hombres con empleo no registrado.
Por lo tanto consideramos a esta medida es de ajuste patriarcal y machista, dejando en situación de vulnerabilidad una vez más a la mujeres y ampliando la desigualdad de género.