Este 26 de junio desde el Consejo Profesional queremos recordamos el cumplimiento del aniversario de la denominada Masacre de Avellaneda, día en que fueron asesinados Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, jóvenes desocupados integrantes de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón de las localidades de Guernica y Lanús (Provincia de Buenos Aires).


Durante la década de los 90, y producto de la crisis de representación en los partidos tradicionales, los movimientos piqueteros y de trabajadores desocupados se fueron consolidando como experiencias de organización colectiva en localidades intermedias y centros urbanos de nuestro país.

Con la crisis del año 2001, en el contexto de la provincia de Buenos Aires estas estructuras fueron aumentando en su composición por la incorporación de más desocupados y activistas sociales. También aumentó la capacidad de estas organización para disputar la distribución de los recursos asistenciales que tradicionalmente estuvieron manejados a discreción de las redes clientelares políticas en los barrios.

Aquel 26 de junio de 2002, el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) se movilizó con la intentención de bloquear el acceso al Puente Pueyrredon (Avellaneda) con un pliego de reivindicaciones asociados al aumento en el valor de los planes sociales y mayor provisión de alimentos para comedores comunitarios entre otros.

La represión que se desató ese día hacia el movimiento piquetero tuvo la intención de disciplinar a estas organizaciones de base que contaban con una fuerte incidencia en los territorios donde estaban presentes.

En 2006 el jefe a cargo del operativo, ex comisario Alfredo Luis Franchotti y el ex cabo Alejandro Acosta fueron condenados a prisión perpetua por ser encontrados responsables del asesinato de los piqueteros.

A los hechos ocurridos debe mencionarse la complicidad de los policías para ocultar pruebas durante el transcurso del hecho. Otros ex policías también recibieron condenas menores. Desde los medios de comunicación se intentó ocultar la secuencia fotográfica que dan testimonio de cómo se produjeron los asesinatos.

El presidente Eduardo Duhalde, de quien dependía el accionar de la Gendarmería Nacional, Prefectura Nacional y Policía Federal no fue juzgado.

La Masacre de Avellaneda dejó al descubierto, una vez más, la connivencia en funcionarios políticos e integrantes de las fuerzas de seguridad para dominar el espacio territorial y construir verdaderas organizaciones para estatales.

En esta fecha reivindicamos a los movimientos piqueteros y de desocupados por constituirse en un movimiento de resistencia colectivo formado por trabajadoras y trabajadores desocupadas/os.

Repudiamos la persecución, judicialización y asesinato de las/os que luchan.

Dario y Maxi presentes!