Ante un nuevo aniversario del día internacional dedicado a la clase social que vive de su trabajo, y de la cual formamos parte como colectivo profesional, queremos reivindicar cada lucha, cada construcción colectiva, cada paso que damos en nuestros lugares de trabajo y nuestras organizaciones en la búsqueda de una sociedad sin explotados/as ni explotadores, justa, igualitaria y libre.
Recordamos a los trabajadores que en 1886 fueron condenados a la horca en Estados Unidos, los “mártires de Chicago”, en el marco de enormes movilizaciones obreras reclamando derechos tan elementales como la jornada laboral de 8 horas, en un momento histórico en el que las jornadas se extendían de 12 a 14 horas.
Pasados 131 años de aquellos hechos nos encontramos, en la mayor parte del mundo, con muchas de las demandas presentes en las movilizaciones que dieron origen a este día internacional, aún sin ser resueltas o como derechos perdidos para gran parte de nuestra clase trabajadora.
Estamos entrando al quinto mes de un año en el que la premisa del modelo de acumulación en nuestro país sigue siendo la pérdida de puestos de trabajo; el retroceso del poder adquisitivo del salario; paritarias muy por debajo de la inflación; y el aumento del costo de vida sobre todo en la canasta básica y los bienes de consumo masivo, afectando principalmente a los/as trabajadores/as y sectores populares.
La realidad del colectivo profesional no es ajena a la del conjunto de nuestra clase trabajadora. Inestabilidad laboral, contratos precarios y en negro, derechos laborales no garantizados, remuneraciones por debajo de la canasta básica, son parte de las condiciones de trabajo de colegas en los diversos ámbitos de intervención e inserción profesional, con el marcado predominio de las dependencias estatales. El relevamiento y sistematización que realizamos desde el Consejo Profesional de CABA con el título “Discusiones sobre procesos de trabajo de Trabajadores/as Sociales en el marco de la precariedad laboral” disponible en la web https://goo.gl/suPJrU nos parece lo suficientemente demostrativo al respecto.
La otra cara de la regresividad económica, es la represión como condición para el avance sobre derechos y como mecanismo de control social. El incremento cuantitativo y cualitativo del despliegue de fuerzas de seguridad en el marco de movilizaciones sociales, así como en la vida cotidiana de los territorios y barrios populares, configuran dos caras del disciplinamiento social: el control social de la pobreza, territorializado, focalizado en la juventud de los sectores populares y basado en la violencia institucional, el gatillo fácil, las discusiones sobre baja de la edad de punibilidad y cambios xenófobos en la política migratoria; y el control social de la protesta social, interviniendo con represión y midiendo la capacidad de respuesta del pueblo cada vez con mayor frecuencia. Un año y tres meses de detención arbitraria de Milagro Sala, son un hecho paradigmático de esta tendencia.
Lamentablemente, los mecanismos de construcción de sentido común y el bombardeo mediático, refuerzan sistemáticamente discursos autoritarios, represivos, y dan base de legitimidad a estas tendencias. Es por ello que en esta etapa, estamos llamados y llamadas a reforzar los espacios colectivos, agrupar fuerzas, y poder erigirnos como un colectivo profesional que, como parte del conjunto de la clase que vive de su trabajo, aporte a la construcción de una sociedad como la que soñaban, entre tantos y tantas, los compañeros que recordamos el 1 de Mayo. Seguimos apostando, humildemente, a que este espacio del colectivo profesional sea una herramienta más en ese camino de encuentros y luchas.
Consejo Profesional de Graduados/as en Servicio Social o Trabajo Social – CABA