Desde la Secretaría de Derechos Humanos y Sociales del Consejo Profesional de Trabajo Social o Servicio Social queremos compartir estas líneas respecto al Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, sosteniendo la necesidad de luchar cotidianamente es pos de la defensa de los derechos de las mujeres/lesbianas/bisexuales/trans/travestis.

Un 25 de noviembre hace 56 años atrás, fueron asesinadas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, por el gobierno dictatorial de Trujillo en la República Dominicana.  La forma atroz en las que fueron asesinadas, fue un claro exponente de la violencia ejercida contra ellas, con toda la fuerza del aparato estatal y por su condición de mujeres.

En conmemoración de estos asesinatos, se estableció precisamente esa fecha,  como el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

A 56 años de aquel terrible episodio, las mujeres aún debemos padecer en lo cotidiano (en todos los ámbitos y relaciones) discursos y prácticas –originados en una clara ideología machista-hetero-patriarcal en la que subyacen prejuicios de género- que ejercen violencia sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, llevándonos incluso a muchas de nosotras a engrosar las listas de víctimas de maltratos, abusos y muertes.

Ante esta situación, el Estado aún no da respuestas concretas que la gravedad de la misma reviste. La mera sanción de la ley 26.485 no alcanza para erradicar de raíz esta violencia: la ausencia de políticas públicas integrales y de calidad (ya sean estas, sanitarias, educativas, comunicacionales, judiciales) vulnera aún más los derechos de las mujeres que padecen violencia al no brindar herramientas concretas y efectivas para la intervención, asistencia y restitución de derechos.

La visibilización de estas prácticas y discursos, resultado de una larga lucha de las  organizaciones de mujeres, como parte de una lógica política y social, interpela a la sociedad en su conjunto y responsabiliza, por tanto, al Estado y todo su aparato a poner de inmediato en marcha los mecanismos necesarios para que esta situación sea modificada en lo inmediato.

Las víctimas anónimas de la violencia cotidiana, no deben ser revictimizadas olvidándolas o ignorándolas. Se necesitan acciones claras, concretas e inmediatas

Asimismo, sostenemos que la penalización del aborto, la precarización laboral, la falta de recursos y presupuesto para la aplicación de la Ley 26.485, entre otras tantas cuestiones también son ejemplos de la violencia hacia las mujeres.

 

¡Basta de femicidios! Ni Una Menos, Vivas Nos Queremos!

¡Basta de trata!

¡Por una justicia ni sexista ni clasista!

¡La ilegalidad del aborto es violencia!